31 octubre 2006

La Gran Mudanza

Como bien habeis podido ver desde hace uno días el antiguo elixisTV no funciona, tranquilos, que nadie muera de inquietud ni desasosiego, solo nos hemos mudado. Nos hemos ido a otro servidor más moderno, con más posibilidades y mejor. Alli seguimos con más fuerza que nunca y con muchas e interesantes novedades. La nueva dirección de elixisTV es esta de abajo. No dejen de visitarnos, disculpas por el cambio y añadannos a Favoritos de su explorador.

NUEVA WEB DE ELIXISTV


20 octubre 2006

Mi Italia Particular

Muchas más fotos del viaje AQUI


Buscar un recuerdo que fácilmente sea reconocible en mi memoria como algo memorable, mágico o sencillamente espectacular, era mucho más difícil antes de ir a Italia. Que es un país con encanto personal, lo dice cualquiera turista que pise suelo de aquella mágica tierra, pero cuando vives en ese lugar, cuando lo haces tu casa por unos días, comprendes a ese país, comprendes porque fue el Imperio del César, y porque es el sueño de muchos; comprendes porque es el paraíso de los recién casados, comprendes el porque del romance más bello de toda la historia poética
de este mundo, y procuras encontrar a tu romeo en cada esquina. Sencillamente comprendes un poco mejor el porque de tu existencia y de tu transitorio paso por este mundo.

Mi Italia fue nublada en nuestro primer encuentro. Verona, que se extendía y diluía entre gota y gota de lluvia, estaba esa tarde especialmente bella. Julieta reposaba tranquila, esperando a Romeo y contemplando el careto de cada turista, mientras éstos decidían posar bruscamente sus manos sobre el pecho de ella, esperando una suerte futura que posiblemente nunca llegara. Al día siguiente Venecia nos esperaba allí, en su sitio, quieta y distante pero acogedora y romántica a la vez. ¡Es una ciudad maravillosa! Venecia es como una señora tranquila y elegante, cautivadora en sus poses y con un recatado toque ostentoso en todos sus ropajes. Con un brillo especial en cada momento y con una frescura y diversión desconocida para mi hasta aquel instante. Con chóferes que andan entre sus aguas día sí y día también; su timidez distante, que le lleva cada febrero a ponerse un disfraz diferente y una máscara majestuosa que la acompañe. Venecia es la cumbre del romance, el apego más dulce, el polvo con más amor y los besos con más cariño. Al caer la tarde el sol se compromete a no dejarte sola mucho tiempo, pero durante algunos instantes que duran una noche completa, decide esconderse tras las montañas y dejar paso a la luna y a la oscuridad, a la soledad y a las sombras, al recuerdo de que no hay nadie al que abrazar.

Al día siguiente una nueva aventura, tras suculento desayuno nos disponemos a conocer Pisa, la ciudad más coquetona de toda Italia; bonita, sencilla y con una gracia simple, así decide ser Pisa día a día, con torres que dudan entre estar de pie o el derrumbe, césped para soñar y claros para pensar. Chistosa como ninguna otra, aprendes a charlar con tus queridos, te sinceras con tus más profundos secretos y te vas llenas de sonrisas, sabiendo que hoy al menos eres un poquito más feliz.

Florencia fue el descubrimiento para mí, vivida en mi tercer día de viaje, es una ciudad seria y recta, con una elegancia serena, repleta de detalles que inundan lo más perfecto de su arquitectura. Su rectitud se palpa es cada esquina y el David vigila cada una de éstas, para que en ellas solo se contemple la sabia belleza, la culta inteligencia y los mas selectos principios.

El postre de la gran comilona me lo di en Roma, donde todo se hace a lo grande, donde nada es lo que parece. Sabihondilla e inquieta, Roma es una ciudad noctámbula, que decide hacer huelga a diario y no parar nunca de moverse, nerviosa e impaciente, siempre tiene algo de lo que ocuparse: levantar un imperio, crear un nuevo orden jurídico, sobre llevar una nueva moda impuesta por ella misma. Roma como Italia al completo, es un lugar con una personalidad propia y aplastante, con una independencia envidiable que te hace soñar con el futuro más lejano y visitar a la misma vez el pasado más remoto, apartándote de toda vulgaridad, y dejándote llevar por su belleza natural.

ARI

09 octubre 2006

La Eterna Moda

Siempre en busca de la canción perfecta, la camiseta ideal, los jeans divinos,… ¿Qué ocurre si todo eso no existe? Las canciones inevitablemente acaban por caer en el olvido, las camisetas se rompen y ensucian, y los jeans acaban por perder ese color brillante y seductor, todo acaba por convertirse en algo más vulgar con el paso del tiempo. Las relaciones son perfectas cuando empiezan, pero imperfectas tras el segundo polvo, tras la tercera cita, tras el quinto beso, tras la décima vez que le das la mano. ¿Y entonces que nos queda? ¿Qué hay detrás de esas mariposas estomacales que inundan tu intestino cada vez que ves a tu amor aparecer por la puerta? ¿Por qué llega un día en el que dejamos de ser perfectos, en el que dejamos de encajar, en el que solo pasamos a ser una parejita más?

Supongo que todas estas sensaciones son semejantes a las que sientes cuando estrenas unos zapatos nuevos. Primero los ves en el escaparate, te piden a gritos rozar tus pies y hacerte volar en cada paso. Cuando te los pruebas te sientes la reina del universo, ahora todo esta a tu alcance, no hay en el mundo nadie mas bello, ni mas seguro de si mismo que tú en el instante de calzarte ese par de nuevas maravillas. Das un paso y creas nuevas estrellas en el firmamento, te miras en el espejo y comprendes que aunque la tarjeta de crédito no tiene ya más humito que echar, tú necesitas esos zapatos para sobrevivir. Los hombres son iguales. Los ves todos tan monos y tan ideales, bebiendo, fumando, llamándote a gritos para que consigas darle un sentido a su existencia. Te pruebas uno una noche, te lo pones, te lo quitas, te lo pones, te lo quitas, te lo pones, te lo quitas, hasta que uno de los dos no puede más y se queda extasiado de tanto poner y quitarse. Entonces le abrazas y dices: este para mí, me lo llevo a casa, porque lo necesito para sobrevivir, como los zapatos. Pero los zapatos solo se estrenan una vez, las demás veces, ya sabes que se siente al ponértelos, ya sabes lo cómodo o incómodos que son, ya sabes que calan cuando llueve y que tienes frío con ellos de noche, con la humedad. Pero sigues recorriendo el mundo con tus zapatos, porque se acaban convirtiendo en una parte más de lo que eres, al menos durante toda una temporada, al igual que un hombre. Llega un día en que te das cuenta que todas las pequeñas cosas que te enamoraron de él ya no son tan especiales, ya son solo manías absurdas que tiene tu querido amor. Ya no son gestos únicos, ni chistes graciosos, ni palabras de cariño (porque considerar “gorda” una palabra de cariño, manda narices). Pero aunque sabes que si le tocas aquí, él va a saltar por allí, y le conoces lo suficiente como para saber que no hay nada nuevo por descubrir, da igual, porque algunos hombres, tal y como ocurre con los buenos zapatos, siempre estarán de moda.

ARI


30 septiembre 2006

De vuelta a la nueva realidad

Y ahora nos toca la vuelta a la realidad. Se acabaron las madrugadas en vela charlando con las amigas, las tardes de playa y sol, los biquinis y bañadores, y nuestros más lindos atardeceres rosas. Ahora solo está el desconsuelo de que ya tenemos un verano más en nuestras espaldas, y que posiblemente aun no seamos capaces de asimilar todo lo aprendido en estos meses de brisa marina y pescaito en la playa. El mes de septiembre, el mes de los nuevos retos y de renovar los mismos viejos propósitos mismos: me apuntaré al gimnasio, dejaré de hacer el idiota con el gualtrapa de la oficina, renovaré mi vestuario sin necesidad de hacer compras compulsivas para apagar mi sed de citas, no fumaré ningún cigarro mas después de este último que me estoy fumando, leeré más libros, llamaré a mi madre todos los días, no olvidaré ninguno de los cumpleaños de mis amigas, dedicaré una tarde al mes a mí por completo, soñaré más y dormiré menos, desayunaré como se debe y cenaré prácticamente nada, no criticaré a las perras de mis amienemigas nunca más, …

Los primeros días te llenas de ilusión, descubres que todos tus amigos y compañeros tienen propósitos semejantes, y que todos en armonía y comprensión vais a apoyaros, los unos en los otros, para conseguir que estos retos pasen la línea del deseo y se conviertan en una realidad, es decir que no nos cansemos el día 4 de septiembre del gimnasio cuando lo empezamos el día 1 que era viernes. Cuando llegas de tus vacaciones, descubres que para su bien, hay compañeros que ya comienzan a convertir en realidad los nuevos propósitos, que deciden alejarse de toda verdad conocida para inmiscuirse en una incierta y nueva rutina para ellos. Dejan nuestros lugar habitual de risas, cotilleos, canciones y trabajo para irse y quien sabe cuando volver a verlos mas.

Las personas van y vienen, vienen y van, se quieren, se odian, se adoran, se admiran, se envidian… hay seres indomables, irracionales, inteligentes, admirables,… amigos que te hacen rezar cada día al Dios inexistente que habita el cielo al pretendo llegar, para que no se vayan durante mucho tiempo, porque lo que muchas veces no saben, es lo importante de su presencia en tu vida, todo lo que aprendes de ellos, de su locura racional, de su deslenguado vocabulario, de su gracia innata, de su alegría vital. Ciertamente ellos cambiarán de vida, conocerán a personas diferentes, pero su cambio repercute indiscutiblemente en mí realidad inalterada, ya que nada volverá a ser como era, y recordaremos con una cerveza en la mano y una sonrisa en la mirada, las tardes enteras de risas, las canciones que surgen del más tremendo aburrimiento, y sobre todo recordaré cada vez que los vea todo lo que han cambiado en mi. Va por ustedes, mis niños.

ARI

18 septiembre 2006

Un cuento realmente precioso

Hay un cuento que es realmente precioso. Yo lo escuché por primera vez en la radio. Quien me conoce sabe que me cuesta una barbaridad dormir, así que dejo que la radio me acompañe en esas horas de insomnio, y un día contaron este cuento que a mí me gusto mucho, y lo escribí:

Hace ya muchos años, estaban reunidas en algún lugar de la tierra todas y cada una de las virtudes que el hombre podía poseer; cuando el aburrimiento bostezó por tercera vez, la locura, propuso para pasar el tiempo jugar al escondite, pero nadie sabía lo que era eso. La primera en preguntar fue la curiosidad, la intriga levantó la ceja y la locura les explicó:

- Es un juego. Yo cuento hasta cien y vosotras os escondéis.

La verdad prefirió no esconderse, total, para que, si al final siempre la acaban encontrando.

La soberbia pensó que era un juego muy tonto aunque en el fondo lo que le molestaba era que la idea no había sido suya.

La cobardía prefirió no arriesgarse. La locura empezó a contar: 1,2, 3…

La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo. La envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había subido a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse porque cada lugar le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. El egoísmo en cambio encontró un lugar muy bueno: sentado, cómodo pero claro, solo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡¡mentira!!, en realidad se escondió detrás del arco iris. La pasión y el deseo se escondieron en el centro de los volcanes. La locura seguía contando, - 98,99…- y el amor no había encontrado aún un lugar, finalmente vio un rosal, enternecido decidió esconderse tras las rosas.

-100. –Terminó la locura y empezó a buscar.

La primera en aparecer fue la pereza, que estaba más o menos a unos dos pasos de allí. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre teología. A la pasión y al deseo los encontró porque vibraban los volcanes; en un descuido, encontró a la envidia, y enseguida pudo deducir donde estaba el triunfo, - la envidia siempre, a la sombra del triunfo.

Al egoísmo no tuvo que ni buscarlo, pues salió solito de su escondite ya que era un nido de avispas. La duda estaba sentada sobre un muro, porque no había podido decidirse por ningún escondite.

Finalmente, los encontró a todos, pero el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó por todas partes, detrás de cada árbol, de los arroyos, en las cimas de las montañas y cando ya casi se daba por vencida vio un rosal y pensó que el amor podría estar allí. Con un palo comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, se escucho un doloroso grito. Las espinas habían herido los ojos del amor, la locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, pidió, rogó e imploró perdón y hasta prometió que sería su lazarillo, desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

ARI

10 septiembre 2006

La culpa: de la luna

El mundo ha decidido girar de nuevo; el sol tomó la decisión de seguir acompañándonos durante todo un día, alegrándonos la mañana y haciéndonos sentir un poco más viejos en su atardecer inevitable. La luna ha vuelto a su cita otra vez, siempre puntual, siempre perfecta, gorda y señorona, se convierte en la inseparable amiga de mis sueños y la que escucha mis mas temidos secretos. Son esos momentos de paz interior cuando decides pensar en ti misma, mirarte al espejo y ser capaz de ofrecerte una visión sincera a ti misma sobre ti misma. Comienzas por concederte el cruel placer de observarte sin mascaras ni caretas, sin maquillaje ni quita ojeras. Serás por una vez tú, solo tú, mirando tu rostro. Al principio te das cuenta que no eres tan fea sin el colorete puesto, sólo eres tú, sólo tú, después analizas cada uno de los poros que componen ese rostro sonriente y burlón que te acompaña a diario, analizas cada una de sus nuevas cicatrices, ese paso del tiempo que también va haciendo mella en ti sin ni siquiera darte cuenta en forma de pequeñas arrugas en tu tersa piel. Acabas comprendiendo que la falta de felicidad y sueño ya hacen estragos en tu rostro, en tu cuerpo, en tu alma, en tu falta de alegría, en tu sonrisa artificial, en tus lágrimas inagotables y, probablemente, hasta en tus pocas ganas de seguir luchando. Te miras a los ojos y te sumerges en la profunda tristeza que ellos desprenden. En su infinita e imborrable rojez, en su sincero arrepentimiento y en la sabiduría que trasmiten, aprendida tras palos y palos, desengaños y decepciones. En la oscuridad que los rodea, en las imborrables ojeras que te recuerdan que aun no lo has superado, que aun hay algo de ti que no funciona, como cuando miras una figurita de lladró que tanta belleza desprende en una primer vistazo, pero que poco a poco, al ir observándolas detenidamente, te va consumiendo y congelando con su sola presencia. Notas la soledad de su figura, esa frialdad y fragilidad de la porcelana unida para crear algo sin naturaleza ni función, solo alegrar la vista. Solo alegrar a los demás. Me detengo en mi horrible nariz, la que me permite oler el más excitante y suave olor del que tengo constancia, el tuyo. Mis labios justo debajo, saborean el ardor que queda del derrotado, de aquel que se deja llevar por el destino y no sabe ni comprende qué es la ilusión por lo no conocido. Mi cuello y mi pecho, que tantas veces fueron besados y chupados por labios deseosos del deseo, quedan hoy huérfanos de todo placer, sin comprender porque los absorbe la soledad del que quiere y no puede, del que tiene y no quiere. Mis brazos que tantas veces rodearon su cintura y que ahora se encuentran descolgados en el vacío del que se queda sin ocupación ninguna, del que se olvida para que ha llegado a este mundo si no puede hacer lo que mas quiere, abrazar sin descanso, ofrecerse sin esperar nada a cambio. Mi abdomen que echa en falta el roce de tus cabellos cuando descansabas encima de mi, desprendiendo de mi boca al rozar éstos mi costado, la más dulce de mis sonrisas. ¡¡Cuántas sonrisas se quedarán olvidadas, sin que nadie las recuerde, ya que nunca ha ocurrido!! Mis piernas comienzan el camino hacia tu búsqueda, recordando cada paso, comprendiendo que quizás sin ti estoy un poco mas perdida de lo que suelo estar. Mi cuerpo me pide a gritos que te devuelva al cielo de los vivos, yo preferiría en días como hoy que sobre mí mandase la razón para así expulsarte al mundo del olvido, sin sentir esa punzada de esperanza que tus ojos me siguen gritando en cuanto los veo pasar por mi lado.
ARI

02 septiembre 2006

Conversando Conmigo Misma

Hoy he ido a la estación, mi maleta esta vacía, yo no se que tren coger, así que me he sentado a esperar la señal divina que me guíe hacía mi destino. Me encanta sentarme y mirar los trenes de llegar e irse a la misma vez y con la misma velocidad. Hay trenes que llegan repletos de ilusión, caras que sonríen, sonrisas que se iluminan, y mil historias que se empiezan contando con una sola mirada y se terminan de contar después de unos cuantos cafés. Padres que abrazan a sus hijas con mucha fuerza, pensado que por fin la tienen entre sus brazos, novios que se besan apasionados después de meses sin poder rozarse sus lenguas, amigas que lloran sabiendo que por fin están a salvo, que por fin tienen un hombro sobre el que llorar y babear a gusto. Mi caso es bien distinto, yo he decidido huir de mi misma, hoy dejo aquí sentada a este personaje feo y aburrido y voy en busca de mi verdadero yo. Estoy cansada de sentirme una mas del rebaño, de no ver nada especial en lo que soy, de ver como todos se apartan y siguen su vida y yo mantengo la esperanza de poder seguir respirando mañana.

Mi razón me dice que todo ha terminado por fin, que a partir de este momento mi vida va a cambiar, que el fin ha llegado y que ya es la hora de empezar una nueva vida lejos de todo lo conocido. Quizás no sea el final perfecto o el final esperado, quizás ni tan si quiera sea el final que esta bella historia se merece, pero es un final, es un nuevo comenzar. Acabas por darte cuenta que el mundo va a seguir girando hacia el mismo lado, que mañana el sol saldrá de nuevo, que el otoño se acerca… comprendes que la vida no espera por ti, que él no espera por ti, es entonces cuando te preguntas a ti misma ¿y a que estoy esperando yo?. ¿A que un bello día decida tomarte en sus brazos y te susurre al oído “¡¡te quiero, te quiero, te quiero!!”?, ¿a que deje todo aquello que le ata y decida que tu eres la elegida para alegrarle sus noches y hacerle sonreír por las mañanas? A que esperamos… ¿a que los sapos canten flamenco?

Tal y como le digo a mi terapeuta la confianza que tengo en mi, tiene un extraño comportamiento bipolar, lo mismo me como el mundo, que lo mismo veo que el mundo ya me esta comiendo a mi. No hay puntos medios, no existen las zonas grises dentro de mí, todo es blanco o negro, o soy la mejor del universo o no se quien soy. Esta semana he decidido que no valgo para mucho, toda la angustia y ansiedad que mi confianza ha sufrido durante esta semana ha sido por supuesto culpa de un hombre, o al menos esa es la versión oficial, la que me repito una y otra vez a mi misma aunque no me sirva de mucho. No vale de nada que las mentiras las dijera él, la culpa es mía por creérmelas. No vale de nada que yo no le guste mucho, la culpa es mía porque quizás puedo cambiar y ser mas delgada o mas simpática. No vale de nada que yo le quiera, la culpa es mía por no conseguir hacerme un hueco dentro de su corazón. No vale de nada todas las conversaciones, miradas, palabras que se quedan en el aire, que flotan en mi pasado y en su pasado, porque le pese a quien le pese, yo soy parte de él. Pertenezco a una pequeña parte de su vida. Sus días también los compartió conmigo, sus sonrisas también fueron mías sus llantos sin lagrimas, sus ojos, sus palabras de aliento, sus días… No hay más, quizás hoy me sienta vacía, sienta que algo en mi ha decido suicidarse para dejar de hacerme daño, pero mañana será otro día y el mundo girará hacía el mismo lado, el sol saldrá de nuevo y el otoño quedará aun mas cerca que ayer. Porque quizás no sea el final perfecto o el final esperado, quizás ni tan si quiera sea el final que esta bella historia se merece, pero es un final, es un nuevo comenzar.

ARI

24 agosto 2006

Luis Alfredo, un chico espectacular

Luís Alfredo es un chico realmente espectacular, un superglumen que cumple con todas las expectativas que se espera de un tipo de su especie. Lo conocí el martes, yo estaba sentada en una cafetería con mis gafas de sol y mi café, el se acerco y me susurro al oído: “Gracias por alegrarme la tarde”. Yo le mire y vi su magnifica sonrisa, me irradió su brillante pelo y me embaucó su magnifico perfume: en pocas palabras, me derretí. Desde ese día, hemos ido al cine, a pasear a la playa y a tomar café mientras nos contamos mentiras. A nuestra primera cita llegó 20 minutos tarde, su excusa, de las mas baratas del mercadillo de excusas, fue que el trafico estaba realmente horrible algo cierto si coges el coche aunque algo poco importante si vienes andando desde casa, tal como Luis Alfredo hizo. Sin convencerme en absoluto su excusa decidí creerlo ya que al menos tenía una cita. En un par de horas y sin haber probado prácticamente bocado ya que no tenía mucho apetito (ahora la mentirosa era yo) estábamos en su casa. Teníamos una buena razón para ir pero ahora mismo no la recuerdo, solo sé que me hice la tonta un par de veces para que la seguridad de Luís Alfredo no decayera: “¿no me digas eso? ¿En serio? pues no tenía ni idea, o sea que cuando en baloncesto meten la pelotita esa en el aro se cuentan dos puntos. Jopetas será súper complicado, espero que los puntos los cuenta una maquina o algo por que no me imagino a nadie que sea capaz de contar de dos en dos con tanta rapidez” “¿no me digas que tu sabes contar de dos en dos?” “¿y de tres en tres?, que suerte he tenido al encontrarte entonces ¿no?”. Su habitación era un verdadero horror, de hecho lo peor eran las miles de fotos de sus padres que tenía en una especie de altar hecho a la extraña pareja, aunque el se refería a ellos como “mis viejos” (sin comentarios), la ropa tirada por todos lados, los libros amontonados por colores,… viendo el panorama me deje sobar una teta (hay que tener en cuenta que era nuestra primera cita) y huí del lugar del crimen.

A nuestra siguiente cita llegue 30 minuto tarde, no fue por nada especial, simplemente cuando salí de casa me di cuenta que los zapatos y el bolso no me pegaba nada con el conjunto por lo que tuve que volver al apartamento a cambiarlos, al menos eso es lo que le dije a él. Me llevo al cine, la película un horror, las palomitas sosas y la coca Light prácticamente se la bebió él. Después volvimos a su piso porque supuestamente estaba esperando una llamada súper importante, yo le dije que fuera quien fuera sería bastante poco probable que llamara a esas horas (las 2 de la madrugada) aunque comprendiendo que la llamada era muy urgente, decidí hacer un esfuerzo sobre humano e ir a su casa y esperar con él. Estuvimos viendo capítulos de House, que había conseguido heroicamente a través del amigo de un colega de un compañero de la facultad. Yo me los suelo bajar de Internet pero decidí omitir esa información. Después de repetirme por cuarta vez lo buenísima que estaba Cameron, opté por dejarme sobar mas afondo y conseguí irme con un orgasmo, aunque no terminamos de ver el capitulo ni recibió la urgente llamada, a pesar de todo, me fui contenta a casa.

En nuestra tercera cita lo termine de ubicar dentro de mi Testmen, un pequeño método de clasificación que tengo para poder tener claro lo que puedo esperar de ese espécimen (hombre) en concreto. En este caso se trataba claramente de un superglumen, con ascendencia a Expresspolveteman. Luís Alfredo había suspendido en todas las áreas de “lifemen” su habitación es siniestra, es mentiroso, sus excusas baratas y tiene una extraña fijación por sus progenitores. En cambio es realmente guapo, su olor me enloquecen, sus besos son incomparables y sabe tocarme, principalmente porque es fácil de manejar, por lo que lo hace un candidato perfecto para ser un polvetemen, inclusive tiene muchas papeletas para convertirse en un futuro folla-amigo, por ahora no se muy bien en que se va a convertir, ya lo decidiré esta noche, me ha llamado y me ha dicho que vaya a su casa que según parece esta esperando que le llegue un paquete súper importante y el repartidor de su zona es tan madrugador que a veces pasa por su casa de noche por eso no se puede ir de allí, he decidido acompañarlo por lo que esperaremos juntos su… paquete.

ARI